En los motores diésel modernos, la precisión lo es todo. Tanto las bombas de inyección como los inyectores trabajan a presiones extremadamente altas y con tolerancias mínimas. Por eso, cuando se presentan fallas de humo, pérdida de potencia o consumo excesivo, no basta con una revisión visual: se necesita un banco de pruebas.
En el mundo de la inyección diésel moderna, la precisión lo es todo. Los sistemas Common Rail trabajan con presiones extremadamente altas y necesitan una calibración exacta para garantizar un rendimiento óptimo del motor. Para lograrlo, se requieren equipos especializados de última generación. Uno de ellos es el Banco de Pruebas Bosch DCI700, considerado el más avanzado en diagnóstico y calibración de inyectores diésel.
En los motores diésel, la bomba de inyección juega un papel fundamental: regular la cantidad y presión de combustible que llega a los inyectores. Cuando esta calibración no es la correcta, el motor empieza a mostrar síntomas que afectan directamente su desempeño, la economía de combustible y hasta la vida útil de sus componentes.
En el mundo de los motores diésel, la bomba de inyección es considerada el corazón del sistema de combustible. Su función principal es enviar el diésel a alta presión hacia los inyectores, logrando que la combustión sea eficiente y el motor entregue toda su potencia. Sin embargo, cuando este componente empieza a fallar, la potencia del motor se ve reducida de inmediato, afectando tanto el rendimiento como el consumo de combustible.
